La semana pasada cometí el aberrante acto de cortarme con un alícate al ras las uñas de las manos, quizás en un arrebato de locura, quizás distraída hablando o viendo una pelicula (mucho más probable lo primero que lo segundo), y para mi las uñas nunca fueron un problema, jamás me las comí de chica, siempre me crecieron bien, y es cierto, tienden a estar improlijas, nunca tuve adicción de comerme las uñas, y poco las he tenido cortas, particularidad que resulta una ventaja "a la hora de la salida" en la primaria, razón por la cual me resulta casi imposible aguantar la sensación horrible e incomoda que tener tan expuesta la yema de los dedos.
Tampoco he sido una chica TV, la caja boba lejos está de ser en mi una adicción, me entero de la bosta que es leyendo el diario, leyendo que Jorge Rial le amenazó a Fort con pegarle un tiro, soy una desatendida del mundo de la televisión desde temprana edad, contando con el aparato en mi habitación, el cual tiene 26 años vale aclarar, aunque es a color, debo mirar alrededor de una o dos horas de tele por semana, como mucho 4 si juega Belgrano, así que mi madre no tuvo que despegarme del frente del tubo.
En cuanto a sustancias tales como el alcohol o el cigarrillo, con lo primero no tengo problemas y al segundo lo abandoné hace cinco años.
Pero el Rock, el rock, ha sido durante años mi única adicción, estar en los recitales de las bandas que me encantan es algo como un deber para mi y lo he vivido desde todas las historias y todas las etapas, soñó con días de radio, y con noches de rock, cuando tenía diecisiete años, y seguí abrazada a él durante los años recorriendo el país para ir allí donde necesitara encontrarme de lleno con la música que está en mi corazón, por eso siempre quise ser un vehiculo entre el rock y la gente, y cuando menos lo esperaba encontré a mi adicción menos preocupante www.rockandrolla.com.ar , rock y sus derivados sin filtros, las 24 horas.
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